Por Manuel Germano

El drama familiar de Sean Durkin, director de “El refugio” y “Afterschool” (entre otras), llega este jueves a las salas de cine con los protagónicos de Zac Efron, Jeremy Allen White y Harris Dickinson.  

Inspirado en la historia real de la familia Von Erich, sinónimo estadounidense de victoria en la lucha libre profesional a principios de los 80, Durkin relata, por un lado, los logros, competencias y destreza en el deporte de los hombres de la familia, y, por otro, las perdidas familiares que los Von Erich sufrieron a lo largo de los años, una “maldición familiar”, de acuerdo a las palabras que utiliza el Kevin (Zac Efron), el personaje principal.

Von Erich padre (Harris Dickinson), ya retirado del deporte, proyecta sus propios deseos y frustraciones en la vida de sus cuatro hijos varones, a los que considera como piezas de un plan que lo obsesiona: todos se tenían que dedicar a la lucha libre como el había hecho y ser los mejores en esa disciplina, independientemente de la voluntad y deseos de cada uno de ellos. A medida que los hermanos se adentran en el deporte (forzados en mayor o menor medida), el oscuro devenir de los hechos no tarda en azotar a los Von Erich. 

Los entrenamientos, las luchas por los títulos y todo lo que encierra ese deporte en aquel entonces está retratado técnicamente desde la espectacularidad para generar impacto en el espectador, y en ese sentido la película sale airosa, si bien se hace foco (en demasía) a los golpes, posiciones, y lo que sucede arriba del ring. Sin embargo, el drama familiar que comienza a desarrollarse sobre la mitad del filme en adelante, no logra esquivar los lugares comunes y golpes bajos. Las perdidas se desarrollan unas tras otra y la narrativa de la historia, lineal y explicada por demás, no despega nunca de lo previsible. La película funciona como una suerte de homenaje a los Von Erich, a la vez que relata algunas temáticas universales como los mandatos familiares, la presión que los padres pueden ejercer sobre los hijos, el amor entre hermanos y lo importante que significa revelarse ante una determinada situación que parece no tener fin más allá de lo que eso implique. 

“Garra de hierro”  se sustenta en los dramáticos hechos reales de la familia Von Erich para buscar la emoción del espectador, recurriendo para ello a desenlaces obvios y rubros técnicos que subrayan las escenas que se construyen a tal fin. 

Calificación: Regular

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