Derecho para Todos

Como sabemos el derecho es algo que esta impuesto desde el momento que nacemos. Con el paso de los años tenemos una idea de que hay normas que cumplir, obligaciones que realizar y deberes que no podemos ignorar.

Sabemos que en una mayoría de edad somos responsables de los actos que realizamos y no cuestionamos para nada las órdenes impuestas por la sociedad y por los poderes.

Todo lo que nos induce a conocer las normas lo percibimos de la familia, los círculos sociales, las instituciones educativas y un medio de poder muy disuasivo y decisivo que es la prensa televisiva. “La información de la verdad”, pero… ¿Qué verdad es la que escuchamos o vemos a diario? Queda censurada la información que no sea acorde a las normas de turno. A pesar de la lucha contra la libertad de expresión, los medios no pueden y no logran dicha libertad para informar los puntos de vista fuera del paradigma actual. Y esto es ley, la información de las redes de comunicación tienen un límite impuesto de horario, contenido y datos sensibles que está prohibido brindar.

De esta manera el control social se logra mediante los discursos que van guiando la toma de decisiones y la elaboración de convicciones de determinadas ideas. Esa libertad de expresarse, pasa a ser masificada y polarizada en dos posturas que atraviesan constantemente la sociedad. La famosa “grieta”. Es creada mediante los discursos de tal manera que solo hay dos verdades: la del otro y la mía.

Lo mismo ocurre con el derecho penal y el sistema punitivo, nos deja la sensación de que el delincuente siempre es el otro, porque solo conocemos los ilícitos mediante el medio masivo de comunicación más influenciable en nuestras vidas, la TV.

Lo que ningún medio nos dice es que a lo largo de nuestra vida la realidad es que estaremos cometiendo innumerables delitos. Por dar algunos ejemplos: ¿Alguna vez fotocopió un libro?, ¿Alguna vez ingreso a una red social de su pareja?, ¿Alguna vez cruzó el semáforo fuera de su color habilitador? Entre estas cotidianas costumbres tenemos delitos de mayor o menor importancia, pero delitos al fin. Son actos que se encuentran penados en las leyes de intelectualidad, en las normas de tránsito y en el Código Contravencional. Si nadie denuncia estos hechos usted continuará camino realizando innumerables cantidad de delitos sin tener conocimiento de los mismos. Pero si a su vecino, conviviente o el mismo estado se le ocurre denunciar alguno de estos actos, usted será sometido a la investigación penal y obligado a reparar ese daño que cometió a la sociedad.

En breves palabras lo que convierte al ciudadano en delincuente no serán sus actos, si no la exposición de los mismos ante la justicia.

Ahora imagínese que aparte de esa notificación que le llega al domicilio de que ha incurrido en una falta social, se le sumó un medio masivo de televisión que lo expone desde la información que obtiene mediante sus vecinos, sus redes sociales, sus amistades o enemistades. La imagen que dará ese medio de usted es lo que la moral social determine si lo convierte en culpable o inocente, pero nada ya hará cambiar la opinión formada que determino una ley de que “su falta” lo convierte en delincuente.

La misma potestad que emanamos al pedir con rigor que se cumpla la ley, es la que luego por azar puede caer rigurosamente sobre nuestro legajo a lo largo de la vida.

La función final del estado será simplemente junto al poder punitivo y los medios de comunicación demostrar que puede evitar el “caos”. Cuando en realidad convivimos con él. Y no podrá punir a cada uno de los ciudadanos, sólo y exclusivamente a los que por azar lleguen a sus bases de datos.

Una vez entendido esto, podremos estar atentos a los pequeños actos que nos puedan dejar expuestos ante un sistema que tiene potestad de juzgar a cualquiera de sus ciudadanos y en el que la ley y la pena es igualmente para todos. Podremos también cuestionar si lo que nosotros mismos juzgamos es lo que nos dice el discurso televisivo y social o es una opinión libre de disuasiones discursivas.

Ante la duda yo nuevamente los invito a cuestionarnos todas las creencias que tenemos al día de la fecha, al menos solo cuestionarlas y mirar a la “verdad” tan variable como los puntos de vista que podemos tener.

Carla Florencia González

Abogada penalista

Foto: Anchor.fm

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