Le hicimos un reportaje a este acordeonista que tiene una estrecha relación con el Museo Anconetani del barrio de Chacarita. Oriundo de San Nicolás y criado en Laguna Paiva, actualmente lidera la “César Pavón Orkesta”. Fuente: Periódico Voces de la Comuna 15

“Voces de la Comuna 15” entrevistó vía mail al acordeonista César Pavón, líder de la “César Pavón Orkesta”, quien desde el año 2000 está conectado con el Museo del Acordeón Anconetani, ubicado en Guevara 490, en el barrio de Chacarita. Aquí reproducimos parte de nuestro intercambio de correos electrónicos con el músico:

-Contanos donde naciste y cómo llegaste a la música…

“Soy oriundo de San Nicolás pero me crié en un pueblo llamado Laguna Paiva que queda a una hora de Santa Fe Capital. Gracias a mi padre y a mi abuelo que me inculcaron la música terminé siendo músico. Segundo Pavón era guitarrista y contrabajista y tenía una orquesta típica mientras que mi padre Dardo Pavón era guitarrista. Ellos me enseñaron a tocar, arrancando con una mandolina, luego un poco de guitarra. Después llegué al acordeón y así fue que di mis primeros pasos en la música”.

-¿Cómo surge tu conexión con el Museo Anconetani?

-“Mi conexión con el Museo Anconetani viene a partir del año 2000, cuando vine a Buenos Aires buscando nuevos horizontes. Me acerqué al museo, donde conocí a Nazareno Anconetani, a Aida Guerrieri e hicimos una buena relación con Nazareno, con quien tocábamos juntos. Él era baterista, lutier y fabricante. Fue el último de los Anconetani”.

-¿Cuándo creaste la “César Pavón Orkesta”?

-“En 2000, en Buenos Aires tuve “Vagón de Tango”, mi primera banda, con la que sacamos mi primer disco, del que vendimos casi 10.000 copias. Fue premiado por la UNESCO, inclusive. La “César Pavón Orkesta” comienza prácticamente cuando llego a Buenos Aires, es de algún modo la historia de mi vida, porque desde chico tocaba con mi papá, con mi abuelo, con los chicos del barrio. Alguna vez viajando a Santa Fe desde mi pueblo he tocado en el tren, casualmente porque la gente nos vio y nos lo pidió. De haber viajado y tocado con gente, se fue generando una personalidad en mí, una especie de personaje musical, porque uno va formándose en la práctica escenario tras escenario. En Buenos Aires toqué en el subte, en los trenes, conocí gente muy copada, músicos enormes como Marcelo “Zeta” Yeyati, que me invitó a hacer una banda que se llamó “Babel Orquesta”. Ahí trabajamos un montón y por venir de la calle le di al grupo una impronta diferente, combinada con su locura de venir de la “Mississippi Blues Band”, siendo un músico de alto nivel profesional. Era como una linda locura gitana. Al dejar “Babel” conocí a Marcos Prest, un violinista excepcional. Le dimos otra impronta al saltar, correr y bailar en el escenario. Después sumamos una tuba, una batería, luego sumé alumnos de acordeón a la orquesta y así fue creciendo paso a paso hasta el día de hoy que no para de crecer. Hicimos una gira por Europa en 2018: Alemania, Holanda, Suiza, República Checa y ahora estamos armando otra gira para 2022”.

-¿Qué géneros musicales te gusta tocar?

-“No nos encasillamos en ningún género. Me aburre tocar un solo estilo, me gusta el chamamé, con el que crecí. Cuando vine a Buenos Aires descubrí a Piazzolla, después conocí la música italiana, la música klemzer del pueblo judío. También me gustó la música folclórica de distintos países: griega, irlandesa. Terminamos llamándola “música gitana” porque abarca distintos géneros”.

-¿Cuáles son los instrumentos que utilizan en la orquesta?

-“Los instrumentos que utilizamos en esta locura son el acordeón –con el que lidero y lo toco desde los 9 años-, violín, trompeta, tuba, bajo. Se sumó hace un par de años Florencia Albarracín, una cantante increíble, excelente persona, artista profesional, a quien admiro”.

-¿Cuáles fueron tus últimas actuaciones?

-“La última vez que toqué fue en la escuela especial Alfonsina Storni en Parque Chacabuco. Vamos allá una o dos veces por año aunque por la pandemia no pudimos ir. Cada vez que vamos sentimos el cariño de los nenes y nenas de la escuela especial y eso es increíble. Nos esperan con tantas ganas y se generan tantas cosas lindas, reales. Siempre llevo allí alumnos de mi escuela. En las vacaciones de invierno nos llamaron del Centro Cultural Kirchner (CCK) para hacer un show en vivo, que finalmente por razones obvias no lo autorizaron. Pero afortunadamente pasaron el show por Paka-Paka. Allí mostramos parte de un proyecto paralelo aprovechando el carisma y las condiciones de Florencia Albarracín. Empezamos a tocar música para chicos. Lo primero que hicimos fue Lollapalooza en 2018, algunas cosas pequeñas y algunos streamings, entre ellos el Colegio de Escribanos de Lomas de Zamora y lo de Paka Paka. Fue una experiencia increíble el haber trabajado con todos esos equipos técnicos en el CCK. Eso llena todas tus expectativas. Suena todo tan bien que nos quedamos maravillados con todo. Estuve también en el Maipo y el Chacarerean, tratamos de estar activos constantemente”.

-¿Cuáles fueron tus influencias musicales mas importantes?

-“Las de mi abuelo y mi padre, porque fueron los maestros que me llevaron a tocar mis primeras melodías. A los 9 años no había tantos pequeños tocando, me gustaba mucho el chamamé. Trataba de sacar temas nuevos con los cassettes y los discos de papá. Escuchaba los grupos chamameceros de allá. Hoy lo que más me gusta es la música del maestro Ástor Piazzolla y de los grandes maestros del tango. Me llega muy profundamente el chamamé. En ese género me gustan mucho Raúl Barboza, el “chango” Spasiuk, que son maestros y hoy tengo la suerte de haberlos conocidos y de ser amigo de ambos. Alejandro Brítez es otro acordeonista maestro.

-¿Cómo te acomodaste para trabajar durante la pandemia?

-“Durante la pandemia cambiamos la forma de trabajar. Casi nada de musical-artístico. He tenido clases por Zoom, pero de tener 50 alumnos pasé a tener 10 con suerte. Con mi familia nos reinventamos y nos pusimos a hacer comida: empanadas, sándwiches, delivery por el barrio. No ganábamos tanto pero fue una linda experiencia familiar. Así fue que abrimos un bodegón donde tocamos y cocinamos todos los sábados. Hace poco más de un mes reabrimos. De 40 cubiertos pasamos a 20 por protocolo. Actualmente hacemos espectáculos con la “César Pavón Orkesta” y siempre tenemos un invitado, por ejemplo Nico Favio, el hijo de Leonardo Favio. El bodegón se llama “El Bodegón de Pavón” y está en Chacarita, en Guevara y Maure, muy cerca del Museo Anconetani. Invitamos a las y los lectores a visitarlo. Podrán comer cosas ricas y disfrutar de la orquesta”.

-Contanos algo sobre tu escuela de música…

-“Tengo una escuela de acordeonistas, que arranqué en mi pueblo a los 15 años, donde daba clases a los pibes de distintos pueblos que venían a aprender. Ese fue el puntapié inicial y ahora hace 20 años que doy clases, con el tiempo vienen cada vez mas alumnos. Hace un tiempo, al faltar Nazareno, le pedí a Aida trasladar mi escuela al Museo Anconetani y lo aceptaron encantados para que siga el espíritu acordeonístico. En homenaje mi escuela se llama “Nazareno Anconetani” y creo que es un lindo reconocimiento a alguien que siempre está en mi mente y mi corazón. Los que quieran pueden ir a Instagram y encontrarnos como “Escuela de Acordeón Nazareno Anconetani”, también en Facebook como “Escuela de Música Nazareno Anconetani”. Fue un placer que me hagan esta entrevista y hasta la próxima”.

Contacto:

Mail: cesarpavonproducciones@gmail.com


Instagram y Facebook: César Pavón Orkesta


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Foto: FM La Tribu.com

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