Por Carla Florencia González. Publicada en “Periódico Voces de la Comuna 15” del mes de agosto
Los usos y costumbres sociales fueron creando las normas y las normas han creado los usos y costumbres. Si nos preguntamos por qué cada vez hay más delitos reiterados y repetitivos, entender estos conceptos pueden ayudarnos.
Los grupos sociales en el que uno se desarrolla, crece y se educa, va marcando usos y costumbres en nuestros hábitos cotidianos. En nuestra sociedad es evidente que en estos últimos años se ha desarrollado en algunos sectores el uso de determinados delitos como es el robo de celulares, el incremento de robos de motos y entraderas.
Se puede decir que se han dado condiciones a lo largo de los años que han permitido que sea habitual desarrollar determinados hábitos delictivos. Si bien se supone que las políticas de prevención están destinadas a disminuir la cantidad de delitos, es evidente que en la Argentina y sobre todo en provincia de Buenos Aires se ha incrementado el número de estos delitos.
Es desalentador ver las estadísticas que nos brindan los medios de comunicación respecto al incremento de ilícitos de estas características. Es por esto que de manera inconsciente se vuelve a elegir sobre todas las cosas un ideal de autoridad que nos brinde protección.
Al parecer la historia si se repite, y que se repita en las conductas sociales no es casualidad. Las pujas de poderes siempre están entre el orden impuesto y la libertad reclamada. Entre la opresión y la liberación que nos dará esa idea de igualdad. Ciertamente de manera individual cada uno de nosotros como seres sociales, y pertenecientes a esta cultura oscilamos a lo largo de nuestra vida entre estos dos polos. Todos estamos de acuerdo en que queremos un trato igual y la igualdad de posibilidades, y nuestras decisiones son tomadas en pos de que se refleje esto en la sociedad.
Ahora cuando la sociedad se siente en riesgo y cada uno de los individuos siente que peligra alguno de sus valores toman la decisión de entregar el poder a quien sepa mediante la fuerza resguardar su seguridad.
Si sentimos que nuestras necesidades básicas están en juego frente a un cambio socio cultural, acudiremos a solicitar resguardo en la estructura estatal que se nos ofrece. Si percibimos a lo largo de los años que se ha vulnerado nuestra seguridad y fuimos víctima de alguno de los delitos antes nombrados, estaremos de manera inconsciente aguardando el momento oportuno para reclamar el miedo que nos acecha.
Frente a la burocracia que se percibe en estos tiempos en la Justicia, y la falta de políticas de prevención, las elecciones son una canalización de las vivencias inconscientes de los últimos años. A menos que las creencias de las personas sean similares al fanatismo o tengan rasgos de este, cualquier individuo que se sienta en riesgo se replanteara sus creencias.
Los delitos juegan un papel importante en la sociedad y el resultado del orden social o la sensación de desorden social que se está viviendo, será un factor que influencie en la toma de decisiones.
La situación económica, como la llamamos usualmente, es otro factor que prende nuestras alarmas internas de riesgo, y si esta peligra o está en riesgo por las condiciones socio- culturales, buscaremos de manera inconsciente que el contrato social al que estamos adheridos como habitantes se haga cumplir.
Las promesas que se han dado en el consumo de información más popular y que ha influenciado en las decisiones, son promesas de seguridad, de límite, de imposición, de orden y disciplina. Al parecer como sociedad hemos elegido estos valores sin preguntarnos cuál será el precio de debemos pagar por esta nueva sensación de seguridad.
Nuevamente comprometernos con las problemáticas sociales y sobre todo las delictivas es una promesa que nos queda pendiente a los fines de dar un real cambio en la seguridad social.
. Si querés sugerir algún tema del que te gustaría leer en relación con el derecho escribime a dra.gonzalez1184@gmail.com
Carla Florencia González
Abogada penalista
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