Correo de lectores. Anónimo

Así como existen las dos Españas (Machado dixit), hay claramente dos Argentinas: una es endogámica, prefiere el Estado y tiende a “vivir con lo nuestro”; la otra es cosmopolita, cree en el mercado y pretende integrarse al mundo. Las “dos almas argentinas” deben convivir; no es posible que una someta a la otra, y una república próspera precisa un poco de cada una para equilibrar las cargas, con alternancias y políticas de Estado permanentes. Esos son los deseos reales, esperemos que no imaginarios, del republicanismo. El resto es connivencia disimulada, ingenuidad, negocios de ocasión o actos para la tribuna. Jorge Fernández Díaz

Si bien el resultado de la primera vuelta de las elecciones nacionales en Argentina demostró un corrimiento hacia la derecha del electorado, no resultaba claro ni evidente el triunfo de Milei en el balotaje.

El candidato peronista, Massa, se encontraba en una situación particularmente difícil, por tratarse del actual Ministro de Economía que debía cargar con las críticas por la situación económica presente junto a los errores cometidos tanto por Alberto Fernández como por los mandatos kirchneristas previos. Si bien buscaba mostrarse como algo nuevo, al mismo tiempo debía contener el núcleo duro y que lo tomen como un candidato afín , continuador de los grandes consensos y de la “conquistas sociales” obtenidas, dentro del marco de su propia impronta.

A pesar de dicha dificultad, fue el mejor candidato que encontró el peronismo para plantear en este contexto del país y, pese a todo, logró hacer una muy buena elección, estando poco claro hasta último momento quien ganaría las elecciones.

A la luz de los resultados electorales, resulta evidente que la gran mayoría de los votantes de Juntos por el Cambio que habían votado a Bullrich previamente, se inclinaron a votar a Milei, siendo el voto en blanco o impugnado practicamente insignificante. A pesar de las dudas y críticas de dichos votantes hacia la Libertad Avanza, el voto a favor de un cambio y en contra del peronismo/kirchnerismo fue más fuerte, permitiéndole a Javier Milei obtener un triunfo contundente, con un claro apoyo federal, sobre todo del interior profundo del país.

Con ello marca una diferenciación en relación a su electorado con Juntos por el Cambio, que contó históricamente con un apoyo particularmente en Capital Federal y en algunas grandes ciudades del país.

Si bien semejante caudal de votos se explica por un apoyo masivo a nivel nacional, demuestra que es la expresión de un fenómeno diferente al que llevó a Macri al poder en 2015.

Ahora bien, la gran mayoría de las medidas que propone Milei requerirán ser aprobadas en el Congreso Nacional, donde se encuentra en una posicion minoritaria. Si bien es probable que cuente con el apoyo de sectores de Juntos por el Cambio en relación al achicamiento del Estado y la quita de impuestos, es probable que también representen un límite para la implementación de las medidas más drásticas, moderando muchos de los planteos que Javier Milei y/o sus allegados políticos pudiera plantear.

El tamaño de las reformas planteadas en un principio sería de tal magnitud que provocaría el descontento y la protesta de grandes sectores de empleados públicos, trabajadores y/o sindicalistas y de organizaciones sociales, augurando un nuevo clima de conflicto social creciente en las calles.

En tal sentido, las reformas deberán ser realizadas con suma cautela y con una muñeca política tal que permita equilibrar las cuentas fiscales y reorganizar el Estado evitando lo mayor posible el descontento social, sobre todo en un contexto de suma vulnerabilidad y crisis como el presente.

Claro está que las posiciones más moderadas y dialoguistas perdieron las elecciones, beneficiandose así los sectores más duros que buscan una confrontación. No obstante, incluso en esos casos, se requiere de diálogo y de negociación para poder aprobar leyes que avalen el modelo económico que se busca construir. Para ello, será de suma importancia la famosa “rosca política”, donde entrarán en juego figuras capaces de generar un consenso para su aprobación, lo cual implicará también la necesidad de acordar con sectores que piensan diferente, y probablemente moderen aún más las políticas a implementar. Ello será fundamental también para lograr una base sólida que de gobernabilidad permitiendo sostener el mandato del nuevo Presidente electo. Dadas las últimas noticias pareciera encaminarse hacia esta forma práctica o realista de hacer política, apartando sus posiciones más radicalizadas y polémicas que lo llevaron a realizar una carrera meteórica en la política.

De lo contrario, si perdura en sus posiciones más extremas y radicalizadas, sin una base estable que le de gobernabilidad, corre altas chances de ser un gobierno débil con poco sustento político y que frente a la posible creciente conflicitivdad social, se encuentre en una extrema fragilidad para gobernar.

Retomando las palabras iniciales expresadas por Fernández Díaz, Argentina se encuentra diferenciada en dos grandes polos: uno apuesta por el mercado interno, el proteccionismo, la industria nacional, el consumo interno, la protección social del Estado, el empleo estatal y el intervencionismo en el mercado para una correcta regulación que permita otorgar justicia social y mayor igualdad.

El otro busca fortalecer al mercado, buscando un Estado más eficiente que deje de asfixiar a los privados, menor carga impositiva y regulaciones, facililtando la contratación de empleados sin tener que cargar con juicios laborales abusivos y con libertad y flexibilidad para poder optar por lo que considere más conveniente económicamente, sin tener que depender de la autorización del Estado para la toma de decisiones en una amplia gama de cuestiones.

No sólo por una cuestion de convivencia democrática y de paz social, sino también porque genuinamente considero que es lo necesario para que Argentina prospere, es necesario que estas “dos almas” de nuestra argentinidad puedan convivir, buscar acuerdos y delinear con inteligencia un camino común que nos permita superar las crisis recurrentes de nuestro país, dando una estabilidad y un futuro común, con crecimiento e inclusión social.

Para ser conciso creo que un ejemplo cercano podemos verlo en Uruguay, donde Julio María Sanguinetti y Pepe Mujica, históricos adversarios políticos, nos dieron un ejemplo de convivencia democrática admirable. Estos ex presidentes uruguayos, son un ejemplo a seguir por nuestra dirigencia argentina y por que no, por todos nosotros.

El modelo uruguayo permitió tener un polo de centro izquierda moderada y una centro derecha moderada, logrando una alternancia positiva y un rumbo común, basada en el respeto y el diálogo. Lamentablemente, a nivel electoral, las posiciones más extremas y polarizadas son las que suelen obtener mayor caudal de votos en nuestro país. Es necesario aprender las lecciones de la historia y buscar revertir esta tendencia por el beneficio de todos.

Foto: El economista

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