Por Manuel Germano.

La obra protagonizada por Marcos Montes tiene un par de temporadas sobre sus hombros y ha cautivado por partes iguales al público y  la crítica. El actor, junto a una mesa y pequeños elementos, hace participe al público no solo de lo que va a contar, sino de ciertas cuestiones previas que desea resaltar y que de alguna manera , le dan un marco el hecho escénico. El abordaje de la introducción a la obra no solo es creativo, sino que colabora con lo que se va a representar en términos narrativos. 

“El hombre de acero” es la historia de un padre (Montes) que tiene un hijo “neuroatípico” (término que él mismo utiliza, pues las palabras le han sentado siempre muy bien), quien sufre un ataque y como consecuencia de ello se encierra en el baño. Nadie puede sacarlo de allí salvo una persona, al cual este padre debe convencer para que lo ayude. 

Con una trama muy bien construida desde la dramaturgia y el impecable trabajo de Marcos Montes, “El hombre de acero” recorre temáticas comprometidas cómo la crianza de personas con ciertas discapacidades, la dificultad para poder entablar vínculos paterno-filiales convencionales y de poder “entender” (en un concepto amplío del término) que es lo qué necesita el otro. La desesperación disfrazada de paciencia, las decisiones y pensamientos que en determinadas situaciones un padre es capaz de tomar ó siquiera pensar para el bienestar de su hijo. A partir del presente el padre reconstruye momentos de su propia historia y de su familia que lo han marcado y qué de alguna manera lo transforman en el padre qué es hoy. 

Un factor muy interesante en “El hombre de acero” es la herramienta narrativa del “interlocutor bloqueado”, sobre la cual no se develará mucho más. Esta figura sumerge al espectador en una convención no muy vista en los unipersonales y que  permite lecturas posibles que enriquecen el material. 

“El hombre de acero” se coloca en la linea de otros unipersonales masculinos  excelentes que pueden verse en cartelera hoy por hoy, “Habitación Macbeth” y “El Brote”, por ejemplo. La pieza es una opción de muy buen teatro que reflexiona, abre interrogantes y emociona al espectador a través de su desgarradora dramaturgia, ejecutada con maestría por su protagonista.

Ficha técnica – artística. 

Obra ganadora del XII Premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia.

Actor: Marcos Montes

Escenografía y vestuario: Cecilia Zuvialde

Iluminación: Ricardo Sica

Fotografía: Laura Mastroscello

Asistencia: Ana Schimelman y Violeta Marquis

Prensa y difusión: Carolina Alfonso

Producción: Zoilo Garcés

Dramaturgia y dirección: Juan Francisco Dasso

Estreno: febrero 2022

Funciones: sábados 20 hs. 

Duración: 50 minutos

Espacio Callejón

Humahuaca 3759

Entradas: $ 2300 y $ 2100 por Alternativa Teatral

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